Es magia, te lo aseguro

Su olor es cada día más intenso, anunciando, así, su llegada inminente.

Misericordia, paz, amor, alegría y cercanía a Allah durante días contados.

Entra a los hogares dándoles color, luz y armonía.

Llega alegrando a todos los que desde su anterior partida han deseado verle de nuevo y disfrutar de su compañía.

Incluso los sahaba (compañeros del Profeta) Allah esté complacido con ellos, antes de que partiera ya pedían a Allah ser testigos un año más, de su regreso. Sabían ciertamente su grandeza y la purificación que otorga su compañía y su presencia.

Año tras año, nos enseña con su estancia el verdadero significado de la paciencia, el sentir y comprender al prójimo, el valorar mejor cada uno de los sustentos de Allah y sobretodo nos alza acercándonos a Él. Abraza calmando los corazones más inquietos, ilumina los corazones más oscuros y les enseña el verdadero significado de la felicidad.

Reúne familias y seres queridos, y con su regreso acerca a todos los que habitualmente están lejos. Refuerza los lazos de familia y de amistad y nos recuerda el perdón. Nos calma haciéndonos sentir la grandeza de dar sin esperar recibir nada a cambio.No hay persona que no lo extrañe, ni hogar que no lo anhele, ni corazón que no se sienta lleno con su presencia. Es la esperanza, es la alegría, es el nuevo comienzo para muchos, es el antes y el después, es la perseverancia, la predisposición, la fe, el amor, la misericordia y la unión.

Afortunados quiénes puedan gozar un año más de su compañía y abrirle las puertas de sus hogares  para así iluminar todos sus rincones. Afortunados son los que aprevechen su compañía para purificarse, para hacer las paces con todas y cada una de las personas, empezando por uno mismo. Afortunados son los que lo vivirán, los que lo sentirán. 

Es mágico, os lo aseguro, de día es fuerza y energía, de noche es luz y paz. Tiene un sabor único e inigualable, con el que dibuja una sonrisa en el rostro de todos, desde su llegada hasta su partida.  

Allah nos conceda el honor de presenciar, una vez más, la llegada de Ramadán .