Wangari Muta Maathai: LA MUJER ÁRBOL

Wangari Muta Maathai: LA MUJER ÁRBOL
Photo: africanontheblog.com
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Wangari Muta Maathai, nacida el 1 de abril de 1940 en Nyieri, Kenia y fallecida el 25 de septiembre de 2011 en Nairobi; bióloga, ecologista, veterinaria y activista política incombustible, que unió la ecología y el desarrollo sostenible con la democracia, los derechos humanos y el empoderamiento de las mujeres. En 2002, fue miembro electo del parlamento y ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales dentro del gobierno presidido por Mwai Kibaki. En 2005, fue escogida como la primera presidenta del Consejo Económico, Social y Cultural de la Unión Africana.

En 2004 obtuvo el Premio Nobel de la Paz, por sus contribuciones al desarrollo sostenible, a la democracia y a la paz, siendo la primera mujer africana en recibir este galardón. Asimismo, fue la primera mujer de África Central y Oriental en obtener un doctorado y la primera mujer Jefa de Departamento y Profesora Asociada de la Universidad de Nairobi. Wangari declaró que destinaría la mayor parte de los 1,1 millones de euros del galardón al trabajo a favor del medio ambiente.

En 1976 se convierte en  miembro y en 1981 en directora del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia (NCWK), asociación que abogaba por el empoderamiento de las mujeres kenianas. Según sus propias palabras “durante mi trabajo como científica aplicada a la investigación de los problemas alimentarios, emprendí estudios sobre el ciclo de la vida del parásito que se transmitía a través de las garrapatas y mientras recogía muestras me fijé en que los ríos iban llenos de limo. Aquello no sucedía cuando era pequeña. Había poca hierba y no contenía nutrientes necesarios. El suelo no cumplía sus funciones”.

Maathai unió sus dos luchas considerando que el ecologismo era la vía principal para lograr un desarrollo social que, además de mejorar las condiciones de vida de las personas, en especial las mujeres, fuese sostenible.              A través de las NCWK descubrió las necesidades y preocupaciones de las mujeres campesinas de Kenia; a causa de la desecación de los arroyos más cercanos, y la escasez de los recursos alimentarios, tenían que desplazarse cada vez más lejos para conseguir agua y leña. Por lo tanto, la relación era clara, la degradación medioambiental era uno de los grandes problemas de la población keniata y por lo tanto, de sus mujeres. 

Así, en 1977, Maathai funda el Green Belt Movement (Movimiento del cinturón verde), una organización que empodera las comunidades, en particular a las mujeres, a conservar el medio ambiente y mejorar su sustento. GBM nace como respuesta a las necesidades rurales de las mujeres en Kenia; sus arroyos se estaban secando, su suministro alimentario era menos seguro, teniendo que caminar más para obtener leña para el combustible. GBM alentó a las mujeres a trabajar juntas para cultivar semillas y plantar árboles para unir el suelo, almacenar agua de lluvia, proporcionar alimentos y leña, recibiendo una pequeña remuneración monetaria por su trabajo. 

Desde su puesta en marcha las mujeres han plantado más de 47 millones de árboles en el suelo del continente africano.

Tras empezar este trabajo la profesora Maathai vio que detrás de los problemas cotidianos de la degradación ambiental, la deforestación y la inseguridad alimentaria, se encontraban los problemas más profundos de desempoderamiento, privación del derecho a voto y la pérdida de los valores tradicionales que previamente habían permitido a las comunidades proteger su ambiente, trabajar juntos por el beneficio mutuo y de manera desinteresada. 

El Green Belt Movement instituyó seminarios sobre educación cívica y ambiental, llamado hoy en día como seminarios de Empoderamiento y Educación Comunitaria (CEE), para alentar a las personas a hacer una introspección y reflexión de sus circunstancias. 

En consecuencia el Movimiento GBM, comenzó a abogar por un mayor espacio democrático y una mayor responsabilidad por parte de los líderes nacionales. Luchó contra el acaparamiento de tierras y la invasión de la agricultura en los bosques. Se impugnó la colocación de una torre en Uhuru Park, en el centro de Nairobi. 

En los últimos años de vida, se extendió internacionalmente para hacer campaña sobre el cambio climático, la importancia de las selvas tropicales de África en el Congo, e hizo un gran esfuerzo por inculcar la regla de las ‘’tres erres’’: ‘Reducir, Reciclar, Reutilizar’ alrededor del mundo. Se asoció con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en su campaña de mil millones de árboles. 

Gracias a ella, se salvó el Parque Uhuru de Nairobi en 1989 al parar la construcción de un complejo urbanístico promovido por los asociados al presidente Daniel Arap Moi. Por ello fue atacada y metida a prisión en diversas ocasiones, por exigir elecciones con pluralidad de partidos y el fin de la corrupción, así como las políticas tribales. 

Tras ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2004, el perfil de la Profesora Maathai y el Green Belt Movement se extendieron por todo el mundo. Maathai fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad del Ecosistema Forestal de la Cuenca del Congo, el ‘segundo pulmón’ del mundo después de la Selva Amazónica. 

Sus cuatro libros: The Green Belt Movement, Unbowed, The Challenge for Africa y Replenishing the Earth y el documental Taking Root: The Vision of Wangari Maathai ampliaron y profundizaron los conceptos clave detrás del trabajo y el enfoque de Green Belt Movement. Esto es una prueba de que el poder de las ideas de una sola persona puede movilizar a una comunidad entera, que en este caso se unió para plantar árboles marcando así una gran diferencia.

El legado de Maathai permanece en primera línea a favor de la conservación del medio ambiente de Kenia y está posibilitando un gran progreso en la recuperación y restauración de tierras forestales.

El movimiento continúa expandiendo su horizonte para entremezclar e integrar el trabajo de desarrollo comunitario, en términos de la conservación del medio ambiente, con la democracia, el empoderamiento de la comunidad y la resolución de conflictos, tal y como lo concibió Wangari.

I found myself not just a woman wanting to plant trees to provide food and firewood. I found myself a woman fighting for justice, a woman fighting for equity. I started planting trees and found myself in the forefront of fighting for the restoration of democracy in my country.” —Wangari Maathai

Wangari también ha escrito cuentos, entre ellos un cuento titulado ‘I will be a hummingbird’/ ‘Seré un colibrí’; uno de los que más me han gustado.

‘La historia del colibrí trata sobre un bosque enorme que está ardiendo. Todos los animales del bosque salen paralizados, mirando como arde el bosque. Se sienten abrumados e indefensos. 

Excepto un pequeño colibrí que dice: ‘’yo voy a hacer algo contra este incendio’’- así que vuela al río más cercano y coge una gota de agua y la suelta sobre las llamas. Y así, una y otra vez, tan rápido como puede. 

Mientras tanto, los otros animales – animales mucho más grandes, como el elefante, que con su gran trompa podría aportar mucha más agua – se quedan indefensos. 

Y le dicen al colibrí: ‘¿Qué crees que puedes hacer? ¡Este incendio es demasiado grande, tus alas demasiado pequeñas, y tu pico es tan pequeño que sólo puedes llevar una pequeña gota de agua cada vez.’

Pero, mientras siguen desanimándole, el colibrí se dirige a ellos sin perder tiempo y les dice: ‘hago lo mejor que puedo’. ’’ – Y eso para mí es lo que todos deberíamos hacer. Siempre deberíamos sentirnos como un colibrí. Puede que yo me sienta insignificante pero sé que no quiero ser como los animales, mirando como el planeta se va al carajo. Seré un colibrí. Haré lo mejor que puedo. ’’

Así fue Wangari Mathai. Activista y colibrí. 

 

 

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